sábado, 17 de septiembre de 2011

Hasta pronto, maestro…


Quienes disfrutamos de las historietas en cualquier momento de nuestra vida y, sobre todo, quienes hemos logrado construir una profesión de ella, el viernes 12 de agosto amanecimos con una muy triste noticia: Francisco Solano López nos dejó a los 83 años de edad sin poder recuperarse de un ACV sufrido unos meses atrás. Tal vez el nombre les suene a muchos. Y es que, casualmente, este queridísimo colega era descendiente del homónimo militar y presidente paraguayo que fue parte de la Guerra de la Triple Alianza. Pero para los amantes de la literatura dibujada será por siempre EL dibujante de El Eternauta, la maravillosa creación del guionista Héctor Oesterheld (quien se transformó en un desaparecido más allá por 1977).
Solano López fue un autodidacta, como todos los que nos iniciamos en esta profesión durante el siglo XX. Y ya a los 22 años publicaba Perico y Guillermina en Editorial Columba junto al guionista Roger Plá. Unos años después comienza su colaboración con Editorial Abril haciéndose cargo de Uma-Uma y del nuevo aspecto visual de Bull Rockett, ambos personajes de Oesterheld. Nace así un tándem fenomenal y Oesterheld no duda en llevarlo a su propio proyecto: Editorial Frontera. Esta editorial publica las revistas FRONTERA, HORA CERO y HORA CERO SEMANAL. Es en esta última dónde se publica, por casi dos años, El Eternauta. Pero Solano López ya había dibujado otros hitos: Amapola negra y Rolo, el marciano adoptivo entre tantos. Años más tarde, cuando los militares derrocan el gobierno de Isabel Perón y Oesterheld vuelca su ideología militante en la segunda parte de El Eternauta, sus destinos estuvieron a punto de ser compartidos: Gabriel, el hijo de Solano, es secuestrado poco tiempo después que Oesterheld. Esto obligó a la familia a abandonar el país, evitando la trágica suerte del guionista. Viviendo en Río de Janeiro, en 1984, conoce a Pablo Maíztegui (Pol) con quien desarrolla nuevas aventuras de Juan Salvo, El Eternauta.
En el exilio formó duplas creativas con otros talentosos guionistas. Con Ricardo “el loco” Barreiro crearon a Slot-Barr, un estibador espacial que se torna inteligente gracias a un parásito extraterrestre. Con Carlos Sampayo crearon un policial porteño, Evaristo, una suerte de ficción de la vida del mítico comisario Evaristo Meneses. También le escribió guiones su hijo Gabriel y juntos realizaron la saga de Ana y La Guerra del Paraguay. Dibujó Operación Masacre, adaptando la obra de Rodolfo Walsh. Ilustró el relato de Roberto Lorenzo sobre La Guerra del Paraguay para el libro La Patria Dibujada, publicado por la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación con motivo del Bicentenario. Diseño las ilustraciones básicas para el largometraje animado Eva de la Argentina, proyecto dirigido por la periodista María Seoane. En 2008 fue nombrado Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Y en el 2010, como miembro de la Comisión Directiva de la Biblioteca Popular Gral. San Martín, junto a Hugo Canal Bialy nos quedamos con las ganas de traerlo a Marcos Paz, dejándonos en el aire la misma pregunta con que termina la primera historia de Juan Salvo.
Pero no. Ya no será posible. Sin Oesterheld, sin Solano López, los historietistas nos hemos quedado un poco huérfanos. Como El Eternauta. Y como él, seguramente nos volveremos a cruzar en algún continuum, en el incesante viaje de la eternidad.